Ludwig van
Beethoven
(Bonn, actualmente Alemania, 1770 -
Viena, 1827) Compositor alemán. Nacido en el seno de una familia de origen
flamenco, su padre, ante las evidentes cualidades para la música que demostraba
el pequeño Ludwig, intentó hacer de él un segundo Mozart, aunque con escaso
éxito.
Ludwig van Beethoven
La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779, cuando entró
en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió en su
maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Johann Sebastian Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una
profunda devoción.
Miembro de la orquesta de la corte de
Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig van Beethoven realizó un primer viaje a Viena
con el propósito de recibir clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el
posterior deceso de su madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas
semanas después de su llegada.
En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital
austriaca para trabajar con Haydn y Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un
concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete
quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle
a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de la facultad
auditiva.
Los últimos años de la vida de Beethoven
estuvieron marcados también por la soledad y una progresiva introspección, pese
a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso fue la época en que creó
sus obras más impresionantes y avanzadas.
Obras de Ludwig van Beethoven
La tradición divide la carrera de
Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos, y si bien el uso los ha
convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora de encuadrar
su legado.
La primera
época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por
seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Joseph Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas
innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen obras como el
célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.
Una segunda
manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede
considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van
Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la
ópera Fidelio,
sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).
La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada
por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la
novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y
los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación
de este período y del estilo de Ludwig van Beethoven.
Las obras de
Beethoven anticiparon muchos de los rasgos que habían de
caracterizar la posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. Su
producción, en efecto, se sitúa entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el
romanticismo de un Schumann o
un Brahms. No
cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de
la música y refleja, quizá como ningún otro artista (a excepción del pintor
español Francisco
de Goya, contemporáneo suyo), no sólo el cambio entre el gusto clásico
y el romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo,
sino también entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política
surgida de la Revolución
Francesa.
Efectivamente, en 1789 caía La Bastilla y con ella toda una
concepción del mundo que incluía el papel del artista en su sociedad. Siguiendo
los pasos de su admirado Mozart, Ludwig van Beethoven fue el primer músico que
consiguió independizarse y vivir de los encargos que se le realizaban, sin
estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si bien, a diferencia del
salzburgués, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el reconocimiento de
sus contemporáneos.
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